En mi afán de no despedirme, creo que lo he estado haciendo de diversas formas, ¿pero está mal despedirse? ¿O simplemente es mejor desaparecer entre la noche de la Huayra, Waira, Guaira o como se le quiera llamar?; Esa fria noche que ha visto partir a muchos, sustentados en el afán de una mejor vida….
¿Es acaso una despedida definitiva? ¿Un hasta luego?; Es imposible responder tal cosa de momento, lo que sí es seguro y tengo fijo entre el espacio que separa a las cejas, se trata de una idea tan simple que puede resumirse en 09 simples palabras: “NO TODO EL MUNDO ES DIGNO DE UN ADIOS”.
Formalmente me declaro en contra de las declaraciones públicas de “Adiós” y dicho esto los invito a redefinir las despedidas; Con un breve ejercicio mental piensen, recuerden a todos aquellos que se “despidieron” sin despedirse, así sin motivo aparente y siguiendo aquello que algunos llaman destino, ¿la lista es larga cierto?; Nos toca tener en cuenta que aparentemente los cambios y los finales son nuestra única constante, desde el momento que abandonamos el vientre de nuestras madres, pasando por algo tan distante como decirle adiós a un gran amor.
Me disculpan por el tema, tanto tiempo sin escribir para volver con estas sandeces me parece un poco ridículo pero totalmente necesario; Finales, despedidas, despedidas y finales, nos frecuentan más de lo que pensamos, por eso y retomando la idea anterior confieso que se me dificulta pensar en reunir a un grupo de personas, donde estarán por igual “queridos” y “no queridos” con la única finalidad de reunir o coleccionar las frases más repetidas, cliché y mas adoradas por los lectores de Coehlo.
Es una idea tan absurda que se me viene a la mente un supuesto tan alocado como realizar una fiesta en honor al carro que vendimos (se que no tengo carro pero la idea vale), o un ritual para celebrar que donamos una cesta de ropa vieja o que gastamos la quincena.
Pero de esa idea tan absurda se trtan las despedidas, los ciclos cumplidos y hasta los finales de temporada de todos los sitcoms baratos que disfruto, todo se trata de explotar la emotividad y de “aguar el guarapo” acá un poco mas entrado en confianza… apelando a lo coloquial.
Mi concepto ideal de despedida me ha acompañado siempre y se basa en el silencio, en esos momentos a mitad de la noche donde me suelo preguntar por alguien y pensar un inocente “¿Dónde estará?, Allí caemos en cuenta de muchas despedidas no anunciadas pero materializadas de manera perfecta, como diría Azier: “Sin besito, sin bye bye, sin nada”.
Dejando de lado tanta divagación, tantas vueltas y tanta palabrería barata, confieso que me voy e insistiendo con lo anterior, el mejor anuncio que se puede hacer es aquel que involucra una hoja barata como esta, un bolígrafo Kilométrico robado y un blog que puede que nadie lea…. Les digo hasta luego a los que sepan encontrarme y a los que sepan leer esta carta; Método elegido puesto que es un medio muy popular estos días para anunciar remolinos políticos, pero les juro que de momento solo quiero causar un remolino reflexivo y a lo exagerado arrancar un par de suspiros.
Concluiré con una suerte de antipoema porque es solo rima y no cumple con ninguna norma de buena conducta para los amantes de la poesía (con los cuales me disculpo de antemano)
“Quizás necesite un ¿Dónde estarás?
De esos que aparecen a mitad de un anhelo,
No solo un suspiro, un recuerdo.
Quiero algo más que eso.
Quizás quiera ser un Krueger
Y dedicarme a perturbar tus sueños.
Pero quizás no pase eso
Y muera o me desvanezca con el tiempo.
Este texto inverso
Que empieza con sarcasmo
Y termina con esto
Solo es el reflejo de una mente
Que vive simulando supuestos.”
¿Es acaso una despedida definitiva? ¿Un hasta luego?; Es imposible responder tal cosa de momento, lo que sí es seguro y tengo fijo entre el espacio que separa a las cejas, se trata de una idea tan simple que puede resumirse en 09 simples palabras: “NO TODO EL MUNDO ES DIGNO DE UN ADIOS”.
Formalmente me declaro en contra de las declaraciones públicas de “Adiós” y dicho esto los invito a redefinir las despedidas; Con un breve ejercicio mental piensen, recuerden a todos aquellos que se “despidieron” sin despedirse, así sin motivo aparente y siguiendo aquello que algunos llaman destino, ¿la lista es larga cierto?; Nos toca tener en cuenta que aparentemente los cambios y los finales son nuestra única constante, desde el momento que abandonamos el vientre de nuestras madres, pasando por algo tan distante como decirle adiós a un gran amor.
Me disculpan por el tema, tanto tiempo sin escribir para volver con estas sandeces me parece un poco ridículo pero totalmente necesario; Finales, despedidas, despedidas y finales, nos frecuentan más de lo que pensamos, por eso y retomando la idea anterior confieso que se me dificulta pensar en reunir a un grupo de personas, donde estarán por igual “queridos” y “no queridos” con la única finalidad de reunir o coleccionar las frases más repetidas, cliché y mas adoradas por los lectores de Coehlo.
Es una idea tan absurda que se me viene a la mente un supuesto tan alocado como realizar una fiesta en honor al carro que vendimos (se que no tengo carro pero la idea vale), o un ritual para celebrar que donamos una cesta de ropa vieja o que gastamos la quincena.
Pero de esa idea tan absurda se trtan las despedidas, los ciclos cumplidos y hasta los finales de temporada de todos los sitcoms baratos que disfruto, todo se trata de explotar la emotividad y de “aguar el guarapo” acá un poco mas entrado en confianza… apelando a lo coloquial.
Mi concepto ideal de despedida me ha acompañado siempre y se basa en el silencio, en esos momentos a mitad de la noche donde me suelo preguntar por alguien y pensar un inocente “¿Dónde estará?, Allí caemos en cuenta de muchas despedidas no anunciadas pero materializadas de manera perfecta, como diría Azier: “Sin besito, sin bye bye, sin nada”.
Dejando de lado tanta divagación, tantas vueltas y tanta palabrería barata, confieso que me voy e insistiendo con lo anterior, el mejor anuncio que se puede hacer es aquel que involucra una hoja barata como esta, un bolígrafo Kilométrico robado y un blog que puede que nadie lea…. Les digo hasta luego a los que sepan encontrarme y a los que sepan leer esta carta; Método elegido puesto que es un medio muy popular estos días para anunciar remolinos políticos, pero les juro que de momento solo quiero causar un remolino reflexivo y a lo exagerado arrancar un par de suspiros.
Concluiré con una suerte de antipoema porque es solo rima y no cumple con ninguna norma de buena conducta para los amantes de la poesía (con los cuales me disculpo de antemano)
“Quizás necesite un ¿Dónde estarás?
De esos que aparecen a mitad de un anhelo,
No solo un suspiro, un recuerdo.
Quiero algo más que eso.
Quizás quiera ser un Krueger
Y dedicarme a perturbar tus sueños.
Pero quizás no pase eso
Y muera o me desvanezca con el tiempo.
Este texto inverso
Que empieza con sarcasmo
Y termina con esto
Solo es el reflejo de una mente
Que vive simulando supuestos.”