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La Entrevista

La Entrevista. - “Lo siento mucho Julián, por motivos de estrategia comercial, no continuas en la empresa. Al bajar no olvides darle tu badge a seguridad”, fueron las ultimas palabras que escuchó esbozar a la que había sido su jefa por los últimos 3 años, de un momento a otro pasó de ser un supervisor en la planta a ser parte del temido mundo de los frac... de los desempleados.  La transición fue inmediata, no hubo tiempo para reuniones de despedida o siquiera poder recoger el que había sido su cubículo. – “Por favor devuelva el badge” le dijo en un tono muy serio el mismo guardia de seguridad con el que hasta esa mañana, intercambiaba un ameno saludo a diario, tras entregarlo solo bastaron unos cuantos clicks en aquella computadora para ser borrado de la base de datos del edificio donde había pasado más tiempo que en su propia casa desde que empezó a vivir en ese ya no tan nuevo país. Posterior a ese evento, sin mucho margen para lamentos o pesares; esa misma tarde decidió prepa
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AUTOBUS 52

La temperatura ha llegado a tope de 32 grados centígrados, las personas poca atención le dan a la alarmante información ofrecida por el locutor de radio, en realidad todos parecen bastante despreocupados por el reporte del tiempo: igual saben que se deben esconder del astro rey tras la blindada piel del vidrio. Por la parada por favor - se escuchó a lo lejos una borrosa voz, dando indicaciones desde el otro extremo de la galaxia. Una señora que arrastra un niño de la mano (el infame pero infaltable llanto del infante cubre los oídos de todo aquel que no ha sucumbido en el sopor de este cajón metálico), en la otra mano, un bolso escolar trepado como koala sobre su extremidad. Natalia por fin decidió desvestir su rostro, revelar aquello que la viene preocupando desde que se montó en este ¿vehículo?; el reloj de arena alojado en la boca del estomago la hace estremecer con cada grano, le preocupa ser víctima de miradas aunque ella permanece aun invisible para el resto de pasajeros: cad

El Quijote de papel

Precisar sobre qué escribir resulta un ejercicio bastante complejo de por sí, pero si esta pretensión literaria nos conduce al relato de una historia con nombre y apellido, con pasiones y decepciones, como cualquiera de los mortales, los estigmas de nuestra propia historia nos convierten, inexorablemente, en un amasijo de contradicciones. Tal vez sea ESA la verdadera causa y consecuencia de esta historia. Miguel Guerrero era un joven común y corriente, más corriente que común, con una vida que de rutinaria tenía todo: por las mañanas era un mecánico de oficio, mediocre, bastante distante de esos genios dignos de ser biografiados o al menos de aquél hombre común que algo distinto aporta a la labor; él era, más bien, uno como cualquier otro, de los que intentan trabajar dignamente mientras sueñan que la vida les dará esa ventana de luz que todos buscamos. Por las noches, cuando la grasa inserta en los poros de su piel y el cansancio propio de su profesión se lo permitían e

El libreto del Slump

Cuando no hay contacto bate/pelota ,la banca, o las menores se perfilan como opciones bastante probables para alguien que hace rato que no está en su temporada de novato. Asumir el slump, es entender como paciente bateador que solo es cuestión de unos cuantos turnos salir del mismo, pero el tiempo no es infinito y algo es seguro: desde la banca NO se batea, así que manos a la obra, la intención es seguir jugando con esos escenarios tan diversos que impone la vida y sus circunstancias. Si no doy la talla en las mayores, me considero demasiado inmaduro como para salir por la puerta grande, siempre puedo culpar al manager, a algún coach, al árbitro y su zona de strike o a quien sea; chivos expiatorios me sobran, nunca he dudado en usarlos. Siempre hay otras ligas, en televisión las veo, obviamente no son las mayores pero aparentemente yo tampoco pertenezco a ellas, en el fondo es un consuelo saber que en mi país siempre seré una celebridad pese a que no siga en las grandes, o

El túnel

Como es la distorsión de la realidad eso que muchas veces nos mueve es que decidimos compartir este texto con estos 14 lectores que probablemente son los únicos que lean esto. Nos dejamos llevar por ideas… ideas que a veces han tomado cuerpo y se han convertido en relatos, en cuentos y (lamentablemente) a veces hasta en poemas que aquí plasmamos o que guardamos para leerlos más delante y compensar así nuestra falta de autoestima… o nuestro de exceso de ella. Quizás no tengamos qué escribir o quizás sí, de eso se trata el texto que aquí reproduzco que con la implícita aceptación de Eduardo Liendo me he tomado la libertad de traerles a uds. Esto no es un homenaje como el de Groucho, solo es un loco relatando sus locuras a otros locos. “Una noche viví una pesadilla horrible, o sea, estaba dando vueltas por la ciudad en un viejo autobús destartalado. Iba junto con una gente muy rara que nunca había visto, aunque sí reconocí al Chingo, que estaba envuelto en una capa negra

No

No me ignores más, mira que en ti yo estoy perdido. No repitas, que lo que siento está prohibido. No me mires, si no es como te miro. No me pidas, que te deje en el olvido. No te encierres, yo te muestro lo que digo. No me esquives, sólo quiero estar contigo. No me digas no, y te regalare suspiros...

Placeres de 13 pesos

Un olor a perfume de Mujer me hace recordar dos cosas: Lo primero que se me viene a la mente es que necesito una mujer, lo segundo está relacionado a esa capacidad que tienen las féminas para seducir con solo su olor y lo tercero me hizo recordar a todos esos placeres baratos de la vida. Ante todo me siento obligado a destacar que en el universo del placer, lo barato no es sinónimo de mala calidad, al contrario: lo simple le da ese sabor a cercanía que es muy difícil de ignorar. En esta vida barata que ahora llevo he aprendido a encontrar placer en las situaciones más simples y con cosas tan cotidianas como un potaje de lentejas, un descuento en el supermercado, un día soleado y hasta en los múltiples usos que se le puede dar a un ex botellón de agua (la misma Martha Stewart quedaría pendeja) .                Lo   bueno de apreciar lo barato radica en que se aprende a elevar los niveles de satisfacción con aquellas cosas que ya no aparecen tan seguido en la tarjeta de raci