
Es lunes y son las 6:43am… suena “Natalia”… sí, la de Antonio Lauro, pero interpretada por el flautista Luis Julio Toro (amigo de un amigo… no podía dejar de mencionarlo, un poco egocéntrico de mi parte, lo sé)… Resulta que es el tono que tengo en mi celular para cuando recibo un sms, y se me hacia tan bonito que dedique un minuto de mi preciada vida a escuchar algo del maravilloso allegro rítmico en 6/8 del mencionado vals Venezolano numero 3…
“Martínez!! que tenga un bonito lunes y una bonita semana… ah y tengo sus lentes, sin querer se quedaron en mi cartera, es Laura”…
Entre dormido, tal vez victima de mi optimismo o de mi propio ego (cabe destacar que éste tiene su propio lado en la cama), pude reconocer que había algo más que simple cortesía en esas palabras, y ya les contaré por qué digo esto…
Y Bueeehhh como igual no tengo más qué contar pasaré directamente a la historia……..
Dos sábados atrás, a eso de las 9 de la mañana (sigue mi obsesión por dar la hora, debe ser que me creo El Observatorio Cajigal), tirándome una de atleta me inscribí en una carrera, por un motivo que ya ni puedo recordar y a la que probablemente me uní por una razón eminentemente egoísta:
Ella, con una mirada extrañada porque sabe que no me importa nada ni nadie y menos haría un esfuerzo físico por eso:
-Hola loco, como estas?, tiempo sin verte, y eso… tu por aquí?!
El, aburrido de tener que saludar a alguien a quien no quería, que no le agrada pero que a fin de cuentas es mujer:
-Epa Valeria, como estas mi amor? Todo chévere vale gracias a Dios… aquí en una de ejercicios, tu sabes, por lo demás todo bien…
Ella, sabiéndole a mierda lo que él dice y queriendo quitárselo de encima:
-Ay disculpa conoce a Laura, ella es una amiga desde hace muchíiiiisimo tiempo y ahora trabajamos juntas, fíjate tú qué casualidad…
El, viendo que la tal Laura pinta mas que bien, sonríe un poco más:
-Un placer vale, mi nombre es Diego, Diego Martínez…
La Segunda Ella, no sabía qué le cruzaba por la mente:
-Mucho gusto, Laura Dogglio…
El, ya cansado de tener que andar corriendo por alguna guevonada:
-Que bonito tu apellido…
La Segunda Ella, sigo sin saber qué pasaba por su mente: -
Gracias, que bonitos tus zapatos jeje
El, sabe que ella le miente pues son los mismos zapatos de hace 6 años:
-Gracias… y que bonitos tus ojos!!…
Y allí… ella sonrió y solo dijo: corramos pues!!...
A todas estas Valeria se diluyo entre los cientos de corredores existentes, no sé si por voluntad propia, por complicidad, o porque simplemente notó que ya sobraba en el diálogo… Qué lástima que Martínez ya haya corrido en esa carrera (yo me entiendo!!)
Después de unos 6 kilómetros, 35 o 40 minutos más tarde, un par de juguitos de naranja y una charla social en un estacionamiento, ya habíamos intercambiado teléfonos, datos, gustos, e-mail, facebook y hasta nos empezamos a seguir en twitter…
Y justo antes de irme, el valor de feo tratando de ser conquistador me empujo a invitarla a un juego del Grana: nada romántico para una primera cita pero créanme que bastante efectivo, quizás por la apariencia inofensiva de la propuesta… y así fue… dos días después y tras intercambiar unos 100 mensajes de texto y una que otra llamada para “confirmar la invitación”, allí nos vimos…
Un beso bastante cortés al saludarnos, un enlace de manos mientras atravesábamos una estampida de punketos salvajes y, para ser sinceros, bastante malolientes, un intercambio constante de sonrisas permisivas y comentarios cada vez más directos, una bebida de rara procedencia que relajó tensiones… y así fue desarrollándose eso que ahora llamó “Primera Cita”… así hasta que, por fin, llego el tan ansiado gol, y no porque fuese del Carabobo, sino porque su celebración propicio un abrazo eufórico que trajo un involuntario y extrañamente accidental roce de labios… Vamos vieja!!
Lo demás fue lo que quieran imaginar: gritos, insultos, cerveza, explicaciones de futbol, abrazos tímidos, lamentos unísonos, nada que merezca la pena destacar…
El juego terminó poco antes de las 6pm, por suerte ganó el Carabobo, y a los 90 minutos me permití salir tomado de su mano con la propiedad de un verdadero ganador, y con esa media sonrisa de webon que siente que ha coronado…
Me llevó a mi casa (menos mal que tenía carro porque ya andaba muy muy muuuy pelando bolas), conversamos en la puerta de mi edificio, nos besamos como amantes consumados, de esos que ya llevan semanas conociéndose y explorándose, y nos comprometimos a vernos al día siguiente, inventarnos una excusa, y volver a pasar una tarde de lunes juntos… mmm bueno una tarde es un decir…
--- No crean que este es el final de esta historia, es tan solo el comienzo de lo que viene, en tres partes les contaré lo que Martinez por alguna extraña razón no hace ---
así tal cual...